Algunos de los alimentos más nutritivos también son algunos de los más perecederos; alimentos como frutas, verduras y lácteos requieren control de temperatura o una "cadena de frío" para mantenerse frescos y seguros. Una cadena de frío es “la gestión de la temperatura de los productos perecederos con el fin de mantener la calidad y seguridad desde el punto de sacrificio o cosecha a través de la cadena de distribución hasta el consumidor final”. Los eslabones de la cadena abarcan la poscosecha, el transporte, el procesamiento, el almacenamiento y la venta minorista, lo que garantiza que los productos perecederos sean seguros y de alta calidad en el punto de consumo. No mantener los alimentos perecederos a las temperaturas correctas puede resultar en una variedad de atributos negativos que incluyen, entre otros, degradación de la textura, decoloración, hematomas y crecimiento microbiano que causan enfermedades transmitidas por los alimentos. Una cadena de frío moderna permite a los agricultores diversificar la producción para incluir cultivos perecederos de alto valor que aumentan las ganancias y reducen el desperdicio de recursos naturales limitados (tierra, agua y otros insumos) necesarios para la producción agrícola. Los siguientes son algunos ejemplos ilustrativos de los servicios de consultoría de FES para promover la cadena de frío: mapeo de la cadena de frío para una empresa con sede en Somalia para atraer inversores extranjeros para la exportación interregional y europea, ayudando a una empresa multinacional de alimentos a diseñar el almacenamiento de la cadena de frío en Ruanda para aves de corral productos y asesorar a los miembros de la asociación de la cadena de frío de Nigeria sobre las normas de seguridad alimentaria.